
COVID 19
“No todo lo que parece es, no todo lo que es parece. Pero entre el ser y el parecer hay siempre un punto de entendimiento, como si ser y parecer fuesen dos planos inclinados que convergen y se unen.”
José Saramago, 29 octubre 2011 (Claraboya XXIX)
“No todo lo que puede ser contado cuenta, y no todo lo que cuenta puede ser contado”
Albert Einstein
¿Por qué esta enfermedad sí importa? Esta no es una simple pregunta retórica, adquiere mucha relevancia ya que las epidemias son parte de la vida cotidiana, más aun en los países con problemas consuetudinarios de pobreza, desigualdad y carencias, que hacen de ellas verdaderas purgas demográficas.
Importa para este caso, porque al momento no existe cura conocida, no existen medios de prevención (vacunas), desnuda, como ya se ha documentado en los últimos días, el desmantelamiento de los sistemas de protección social como presa del neoliberalismo, pero sobre todo, y en especial, porque en pleno desarrollo de un mundo científico-técnico, se ha demostrado imparable en los país ricos, en ese mundo “desarrollado”, que no ha tenido respuestas, sobre todo por los patrones de comportamiento social y el predominio del individualismo (Harvey, 2020, 22 de marzo).
Las epidemias asiáticas, africanas o de los países tropicales, no causaron graves estragos económicos o no al menos, de manera significativa en el pasado reciente. Hoy el sistema económico mundial se ha cimbrado, sus repercusiones se van a generalizar y amenazan con durar varios años; como siempre, los efectos serán desiguales, para aquellos que no existía futuro, seguirán sin tenerlo, aunque el sistema mundo les decía que alguna esperanza tenían. Otros más, verán cancelados sus supuestos logros.
Las enfermedades con carácter epidémico, muchas de las cuales tienen curas efectivas, mismas que son inaccesibles para la mayoría de los países, pasan, sin mayor preocupación para el mundo financiero. Sin embargo, sólo como ejemplo, para el continente africanos donde las epidemias son pan de cada día (SIDA, Meningitis 1996, Colera 2000, Ebola 2014, Zika 2016, entre otras), estas no logran más que desatar algunos gestos piadosos de aquellos que les otorgaron su libertad, aunque permanezca el colonialismo “suave” que espolia sus recursos a través de sus corporativos, es obvio que la preocupación es menor mientras que estén a salvo los intereses o la población llamada desarrollada, pero ¿a quién le importa eso?. La verdadera alarma mundial está dada por los problemas en New York, Londres, Milán o Madrid, es ahí donde se ceba el virus, son ahora el ombligo del mundo, al parecer los únicos lugares de importancia, no deja de resultar paradójico que sus contactos comerciales con el centro de dispersión (Wuhan) se haya convertido en su peor pesadilla.
La secuencia en la dispersión del virus de moda (Figura 1), muestra las vías de dispersión relacionadas con las rutas comerciales de intercambio más importantes hoy en día, de alguna manera demuestra también la extrema desatención del fenómeno por gobiernos más interesados en los negocios que en la salud pública. Es obvio que el proceso de dispersión demuestra los puntos neurálgicos del intercambio comercial y sus relaciones, pero al mismo tiempo, demuestra el fracaso o la incompatibilidad de estas lógicas y las de la salud pública.

Fuente: Elaboración propia a partir de Global Cases by the Center for Systems Science and Engineering at Johns Hopkins University
De números y modelos
Los números que alimentan modelos son un recurso para aproximarnos a realidades complejas, estos tratan de entender, entre otras cosas, los posibles factores que gobiernan un fenómeno o proceso, adelantarnos a sus consecuencias o proveer, como en el caso del coronavirus, las posibles demandas en recursos y afectación a la población. Visto asi, parecen ejercicios pulcros e incontestables siempre y cuando sigan ciertas normas estadísticas propias de la ciencia dura.
En principio, dentro de este contexto podría verse el ejercicio realizado por la Universidad de Guadalajara presentado el 22 de marzo del presente año, sin lugar a dudas podemos descontar el rigor científico con el cual fue realizado y por principio podemos juzgar como buena la intensión de aportar un instrumento para la toma de decisiones, en particular por el gobierno estatal. Hasta aquí todo bien, sin embargo, existen una serie de elementos que permiten atrevernos a realizar una serie de observaciones críticas al acto mismo así como a la validez de los resultados.
Si bien es cierto que hasta ese momento los únicos datos disponibles para realizar el modelo provenían de la limitada experiencia China, se les olvido en sus consideraciones un detalle quizás menor, pero que en la práctica ulterior y sobre todo en sus consecuencias, ha resultado sido de gran relevancia, ese pequeño detalle es que China es un Estado totalitario. Ante esto se pretendió presentar las conclusiones de la Universidad de Guadalajara, como una verdad revelada con base en la cual se tomarían determinaciones por el gobierno del Estado; incluso en días posteriores, el deseo de protagonismo e intenciones propagandísticas que ha supuesto la alianza con Alfaro, ha quedado evidenciado ya que ante resultados contradictorios o adversos se han esforzado por resaltar aquellos datos o evidencias que les daba la razón e ignorar los que no, con lo cual, al menos para un sector de observadores resulta harto criticable. Claro, la crítica ex post es más fácil, pero de inicio la universidad no cuidó la debida mesura en su intervención, situación que se repite hasta la fecha.
Los resultados en la contención del virus en otros países orientales (Singapur, Corea, Japón), ha demostrado que las sociedades es piedra angular, condición que ha marcado gran diferencia con los países occidentales como ya hemos visto. Es aquí donde la cultura muestra algunas de sus facetas diferenciadoras, no obstante, dista mucho de que sea un secreto lo ocurrido, sobre todo ha sido la disciplina en las prácticas de higiene y aislamiento lo que les rindió más frutos, acompañados de decisiones, eso sí, draconianas lo que por sí mismo merece un todo un análisis particular (Delong, 2020, 26 de marzo).
Volviendo a los datos del proceso de contagio del COVID-19, se realizó un ejercicio comparativo entre los países con mayores problemas, donde se incluyen México por ser de nuestro interés, China por ser el supuesto origen de la nueva cepa y Alemania como un referente de éxito occidental hasta el momento.
El comportamiento de los datos muestra un incremento fuerte y sostenido en Estados Unidos que constituye el nuevo epicentro de la pandemia, este comportamiento por sí mismo, pone en evidencia una multitud de elementos, consecuencias y dinámicas en dicho país, creo, todas ellas negativas que pone en cuestión al modelo mundial, de al menos de los últimos 50 años (Figura 2). Serán ellos los que carguen con su modelo de comercialización extrema de la salud.
Por otro lado, si observamos los datos relativos al número de habitantes de cada país, se pudiera entender la alarma que ha causado, sobre todo en Italia y España, que son los referentes de mayor volumen de población infectada por cada cien mil habitantes, pero quizás el mayor impacto en la psicología colectiva deviene del volumen inmanejable de pacientes críticos y sobre todo de muertos (Figura 3). Lo anterior dista mucho de ser gratuito, todos estos casos, desdeñaron las alarmas, privilegiaron la economía y desatendieron la salud pública, pero no fue todo, la reacción de la población a las solicitudes de aislamiento fueron tomadas como periodos vacacionales hasta que la situación se tornó insostenible. Desde luego que estas conclusiones son simples y evidentes, desde luego existen razones más profundas implicadas en el cuestionamiento al neoliberalismo y al funcionamiento contemporáneo del mundo. Dicho de una manera sencilla, como otra lectura posible, puede ser visto como una reacción de la naturaleza, como un intento de restablecer un mínimo de equilibrio ante un habitante tóxico.


Hasta el momento de elaborar el presente escrito (8 de abril de 2020), los datos para los países que se realiza el comparativo, muestran la tasa de defunciones más baja es la que experimenta Alemania con 1.9%, en el otro extremo está la de Italia con el 12.5%, México junto con Brasil, hasta el momento, se quedan a media tabla con 5.1 y 5.3% respectivamente, aunque debemos recalcar que
en nuestro caso, los números oficiales se quedan cortos respecto al problema real. Llegará el momento en donde estos números muestren con mayor claridad lo que en realidad está pasando, al menos por el momento, para nuestro país esto parece prematuro.
Para México (Figura 4), el proceso hasta el momento muestra, que vamos en un camino más parecido a dos de los peores ejemplos de manejo de la crisis, Italia y España. Más aún, pese a lo que podríamos señalar como malos ejemplos, hemos cometido errores similares a pesar de la información que teníamos. En días recientes, la parte de la población que tenía las condiciones socioeconómicas para mantener el aislamiento social, decidió al parecer en su mayoría, salir de vacaciones.

Un poco de contexto político
En momentos de cualquier crisis, cuando deberían ser tiempos de solidaridad y de esfuerzo compartido, sucede lo contrario, parece ser que se conforma un caldo de cultivo propicio para el oportunismo, la confrontación y la rentabilidad política, se acentúa las diferencias de los grupos que buscan obtener los mejores dividendos para sus propias agendas. México no es la excepción, pero además en tiempos de polarización política estos temas se exacerban.
Por si teníamos alguna duda, ha quedado clara la terquedad del presidente, que si bien lo señaló en su monumento como una de sus virtudes personales, queda claro que esa terquedad nubla su entendimiento, vuelve repetitivo y obtuso su discurso, no obstante, quizás su equivoco sea menos fuerte de lo que se empeñan en demostrar sus detractores, aún así, lejos está con ello de lograr concitar el esfuerzo que requiere un asunto de la envergadura de esta epidemia, así como de sus consecuencias a largo plazo en todos los aspectos de nuestras vidas.
Bajo esas condiciones su figura se ha vuelto y con razón, una presa facial de los detractores de todo signo, sobre todo de aquellos que mueven los hilos de la llamada opinión pública, pero en esos escarceos, quienes pierden no son ellos en sus juegos de pulso político, si no aquellos a quienes todos los bandos nos quieren hacer creer que defienden.
Del empirismo y el sentido común
Entre las cosas que pudimos hacer y no hicimos, y las que podemos hacer y continuamos sin practicar nos vemos ante un escenario que nos puede devorar. Ante eso la fórmula más sencilla y aprender de las múltiples experiencias de epidemias y pandemias. Para ello no tenemos que acudir incluso a lo que hacen países considerados desarrollados, al menos para este caso no sirve mucho ya que son ellos los que peores errores han cometido.
Podemos acudir a lo que realiza sociedades mucho más cercanas a nuestra idiosincrasia, por el momento se señalan como experiencia de éxito en el manejo del virus Colombia y Perú, países que por otra parte no han implementado estrategias muy similares, iguales en la mayoría de las acciones, con sus matices podemos sintetizar en cuatro:
- Cierre de aeropuertos, restricción de la entrada de viajeros internacionales y el cierre de fronteras.
- Distanciamiento físico, reducción de eventos con alto flujo de personas.
- Protección a los mayores de 70 años, que es el grupo más crítico y vulnerable, a través del aislamiento.
- Cuarentena obligatoria. Confinamiento obligatorio para reducir al máximo la circulación y acumulación de personas.
La mayoría de las estrategias de higiene y contención son lógicas, aceptadas y aceptables, en cuanto al rigor del aislamiento social, difiere eso si en la disciplina para acatar estas recomendaciones, así como el papel más o menos laxo del Estado para obligar su cumplimiento. Es precisamente en este punto donde la polémica puede ser mayor, al menos estos países como el nuestro no se consideran, regímenes autoritarios, al menos de forma abierta, pero pueden llegar a serlo. Por ello la pérdida de derechos bajo el bien mayor, ¿es deseable?, esta coyuntura puede mostrar un mal precedente ante lo cual se pueden generar tentaciones autoritarias permanentes o futuras. Eso también constituye una amenaza a largo plazo quizás mayor que la misma epidemia.
Ahora bien, las acciones de contención señaladas, presentan un efecto devastador sobre la economía de los más pobres, al menos para México más de la mitad de la población está en esas instancia; si estas acciones colectivas dan resultados favorables, como se ha constatado a lo largo de diferentes crisis en la historia, dan resultado como en efecto sucede, el gran pendiente es que hacer con aquellos que deben buscar su sustento cada día. La respuesta es la subvención o el apoyo directo, en Perú se presume el apoyo a las familias más necesitadas, esto se a considerado oportuno y exitoso (Mellizo, 3 de Abril de 2020), por el contrario aquí eso no ha sido aceptado, los voceros de la opinión “pública” lo han dejado claro, la iniciativa ha sido severamente criticada, existe fuerte presión para que los empresarios medianos y grandes sean apoyados (Zepeda, 2020, 8 de abril), la cultura empresarial de este país, tiene como norma que no ganar es perder, en su mayoría no están dispuestos a apoyar a su empleados ni siquiera durante un mes de encierro.
¿Hasta cuándo puede resistir una política de apoyo a los desposeídos? Más temprano que tarde será insostenible el apoyo para los vulnerables, nuestros países arrastran una larga lista de excesos y deudas que bajo las condiciones del agiotismo que ejerce el sistema financiero mundial, son inmanejables. Por ello las presiones no harán sino incrementarse.
Para concluir
Si como nos han dicho que de acuerdo pronósticos del investigador Gustavo Cruz, integrante del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS) de la UNAM (Ortega, 2020, 27 de marzo), que hasta el 70% de la población se vería infectada con o sin síntomas, resulta poco halagadoras las posibles consecuencias en muertes y deterioro del sistema de salud, puesto que las enfermedades no inician ni terminan con este virus, existen muchos pacientes que por diversas enfermedades requieren de un sistema de salud, que aunque malo, deteriorado e insuficiente es su única opción, misma que de la noche a la mañana no existe, puesto que la atención de la contingencia acaparó los espacios, bajo esta presión excepcional las debilidades del sistema será fácilmente colapsado, si es que esto fuera posible aún más.
De acuerdo con el mismo investigador de la UNAM, quien estima que el pico de contagios durante una fase aguda en México pudiera infectar del 20 al 25% de la población y que tan sólo para el Valle de México significaría alrededor de 4 millones de personas, nos puede dar una idea del reto al cual se enfrenta nuestra sociedad.
Según cuentas alegres del gobierno federal prevén hasta 2000 muertes en el peor de los escenarios del COVID-19 en México, esta estimación es a todas luces mínima, si consideramos lo que viene ocurriendo en otros países, algunos de los cuales tienen mucho mejores sistemas de salud, pero sobre todo, en razón de que los errores de aquellos que presentan mayores problemas no han constituido del todo una enseñanza para nosotros lo suficientemente asumida como para aplicarnos en las medidas de contingencia. Por el momento la marcha de las estadísticas, nos coloca a caballo entre las dinámicas entre Italia y España, lo cual no es esperanzador en absoluto.
Si bien en un primer momento se pensó que factores ambientales como la temperatura podrían hacer menos propensos algunos países al virus, la evidencia empírica de Guayaquil parece haber desvanecido esa esperanza de que el trópico nos pudiera dar por fin alguna ventaja comparativa.
Por último. si extrapolamos los datos que hemos mencionado, para todo el país, sólo como un ejercicio de aproximación que pudiera mostrar el tamaño del reto, podríamos decir que cerca de 26 millones de personas podrían verse infectadas en México y que, al menos potencialmente, al menos medio millón de ellas podrían morir, esta tasa “baja” puede significar que alguien de nuestro propio círculo cercano muera, ¿a quién estaríamos dispuestos a inmolar en aras de los grandes números?,
¿Estaríamos dispuestos a asumirlo sin más?, eso sin contar que el colapso que causará dicho fenómeno en el sistema de salud provocará muchas otras muertes de enfermos de cáncer, diabetes, hipertensión, etc., las cuales podrían al menos ser atendidas si es que no estuviésemos en estas instancias. Ya en el momento de escribir esto, se han cancelado la mayor parte de citas en las instituciones de seguridad social, ante lo cual los enfermos no tienen opciones.
Este escenario no es desde luego un destino ineludible, podemos mejorar significativamente las previsiones o incluso empeorar los efectos, pero esto sobre todo depende del esfuerzo social, de la organización y de la solidaridad, estamos demasiado condicionados a que se nos indique que hacer, apliquemos el sentido común y los aprendizajes de la experiencia.
La falta de recursos para atender el estado de bienestar se ha considerado la excusa perfecta por el sistema Neoliberal para desmantelar lo que de por si estaba en malas condiciones. Sin embargo ante la emergencia brotan grandes cantidades de dinero como una acción desesperada, que entre otras razones cuestiona al sistema y ante lo cual las izquierdas pregonan su fin. El impacto en los
electores ha contado más que cualquier otro tipo de razonamiento para esta magnanimidad de ocasión.
Hasta aquí una primera aproximación de un fenómeno que no hace sino poner en evidencia años de errores y desvíos de las verdaderas necesidades colectivas.
REFERENCIAS
Delong, J. B. (2020, 26 de marzo). El fracaso épico de la administración Trump con el COVID-19. Recuperado el 8 de abril de 2020. https://www.project-syndicate.org/commentary/trump-covid19- testing-failure-by-j-bradford-delong-2020-03/spanish
Harvey, D. (2020, 22 de marzo). Política anticapitalista en tiempos de COVID-19. Sin permiso. Recuperado el 7 e abril de 2020. https://www.sinpermiso.info/textos/politica-anticapitalista-en- tiempos-de-covid-19
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